La causa del torcimiento de la obra era el inestable subsuelo sobre el
que se estaba levantando la torre. Pisano temió que su fama de arquitecto se
viera afectada y mandó parar las obras.
TORRE DE PISA |
Casi 100 años más tarde, Giovanni di Simone se arriesgó a reanudar la
edificación e intentó compensar la inclinación de la torre construyendo
verticalmente los cuatro pisos que faltaban. Las consecuencias fueron
catastróficas, pues el campanario seguía inclinándose.
Di Simone se dio cuenta de su error y ordenó detener de nuevo las obras
por más que el lugar donde debían colocarse las campanas no estuviera
construido. En 1298 se midió una desviación de la plomada de 1,43 m, y en 1360
esta cifra ya había aumentado a 1,63 m. Con todo. Tommaso Pisano se decidió a
continuar la construcción del campanario y a terminar la obra. Para ello,
dispuso el claro de forma vertical sobre el edificio inclinado. En 1372, la
torre del campanario quedaba lista para su inauguración.
En los siglos sucesivos, la inclinación de la torre se ralentizó. Se
supone que el peso de la misma —unas 14.500 toneladas— terminó por compactar el
suelo, lo cual permitió cierta estabilización del edificio. En el año 1835, el
arquitecto Alessandro Gherardesca realizó un primer intento de rehabilitación;
para ello eliminó el blando suelo lodoso y lo sustituyó por una base de mármol.
En 1350 la inclinación era de 1,40 metros, en 1817 de 3,80 metros y en
1993 de 4,47 metros. Tras las obras la inclinación de la torre retrocedió a los
4,10 metros en 2001 y de ahí a los actuales 3,99 metros.
El resultado fue desastroso, ya que en lugar de proporcionar mayor
solidez a la torre, la acción de Gherardesca provocó un nuevo ladeo. En 1918,
la desviación de la plomada eta ya de 5,1 tn. Hasta 1990, la inclinación de la
torre fue aumentando de 1 a 1,2 mm. Anuales. Ante la imposibilidad de revertir
esta situación y por motivos de seguridad, el símbolo de la ciudad Pisa fue
cerrado a los visitantes el 7 de enero de 1990.
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